El kazajo Alexander Bublik ha sacado todo su carácter para quejarse de lo mal que la pasa en su profesión. Como le ocurre a muchos trabajadores, consideran su día a día como una obligación más que como un placer, un medio para conseguir dinero y que no le llena del todo.
La diferencia entre Bublik y un ‘currito’ medio es que él es un tenista de élite, en concreto el número 55 de la ATP.
«Odio el tenis con todo mi corazón», ha confesado con una sinceridad brutal en una entrevista a L’Equipe. «Odio todos los días que tengo que jugar. Para ser sincero, no veo un punto positivo en ser tenista. Sólo juego por dinero. Si no hubiera dinero en juego, me retiraría de inmediato», ha dicho.
Todo se debe a que el tenis le exprime demasiado. «Ser jugador profesional, enfrentarse a nuevos rivales todos los días, incluso si tienes dolor, es difícil. No puedes decir ‘No me siento bien, así que no juego’. Si te separas de tu novia, si te divorcias… incluso así tienes que ir a jugar. Y cuando pierdes, todos te preguntan por qué perdiste… Es esta parte del tenis lo que odio», admite.
A sus 22 años, Bublik admite que su vocación no es el tenis, pero sí se lo toma como una obligación. Irónicamente, cree que morirá jugando al tenis.