Considerado todo un ídolo en su país, no solo por lo hecho dentro de las canchas sino por su personalidad y humildad con los fanáticos, a Romário de Souza Faria siempre se le consideró un gran delantero pero que por culpa de los excesos e indisciplina no trascendió en el fútbol mundial.
Actualmente incurso en la política, Romario reveló varios secretos de su vida en un artículo en The Players Tribune, página utilizada por deportistas en activo y retirados para expresar su punto de vista de sus profesiones.
Durante su carrera la prensa habló de fiestas, alcohol, drogas, sexo, indisciplinas; en el artículo quien fuera el 10 del FC Barcelona (1993 – 1995) desmiente que tuviera contacto con sustancias ilegales e incluso que no bebía, pero que sí tenía mucha vida social… Y sexo, mucho sexo.
“El día del partido me quedaba en casa, apartado del resto del equipo. Me despertaba con ganas y tenía sexo con mi mujer y después iba para el partido. Ya en el campo estaba relajado, ligero (…) Tienes que hacer lo que te funciona. El sexo, para mí, siempre fue la hostia”
Mucho se hablaba también que entrenadores le daban trato preferencial a Romario por su condición de goleador, algo que el nacido en Río de Janeiro no negó, pero que sí aclaró no se trataba de preferencias sino de “acuerdos”.
“Hice acuerdos que me permitían salir de fiesta, pero nunca faltaba a los entrenamientos. Eso quiero dejarlo muy claro. Se dijo tanta mierda sobre eso. ‘Romário no duerme’ (…) ‘Se despierta más tarde y no entrena’. Yo sí entrenaba, solo que no a las 9 de la mañana. Los directivos lo sabían y se lo explicaban a los entrenadores”, remarcó.
Pero subrayó enfáticamente que jamás salió de fiesta la noche anterior a un partido: “Si había partido el domingo, salía el viernes. Vale, puede que haya pasado algunas veces, pero fue una de cada 10, como máximo. Y, mira, nunca he fumado. Gracias a Dios, nunca he tomado drogas. Nunca he bebido. Ni una sola gota. ¿Quién ha dicho que hay que emborracharse para pasárselo bien? Lo que siempre me ha gustado mucho, eso sí, es la noche”.
En el artículo Romario también habla de sus motivaciones para ingresar en la política brasileña y sus convicciones ideológicas, además de cómo su hija Ivy le ha cambiado la vida.