El jugador estadounidense de baloncesto DJ Cooper fue sometido a un test antidoping el año pasado mientras jugaba en el Monaco, de la liga francesa. Pero él trató de burlar el control entregando una orina ajena, una idea que le salió fatal.
A Cooper se le ocurrió entregar la orina de su pareja, sin que ninguno de los dos supieran por aquel entonces que ella estaba embarazada. El análisis del pis reveló que contenía gHC, una hormona que produce la placenta.
Al conocerse el engaño, Cooper fue suspendido dos años sin jugar, aunque él aseguró que se alejaba del baloncesto por motivos personales.
Cooper estudió en Ohio pero no fue drafteado en 2013, por lo que decidió probar suerte en Europa, en ligas como la griega o la francesa.