Para muchos, la vida del futbolista es un completo sueño: jugar a la pelota para ganarse la vida, salarios etratosféricos, viajes nacionales e internacionales, lujos…. El paraíso.
Ahora bien, resulta extraño escuchar historias de personas que queriendo dedicarse al balompié, no llegaron o no pudieron sostenerse por cualquier motivo y aun así vivieron una vida excesivamente cómoda.
Ramon Calliste fue considerado uno de los grandes prospectos del fútbol galés a comienzos de milenio. La descoció con selecciones juveniles y dio sus primeros pasos en el Manchester United.
En categorías menores conquistó la FA Cup del 2003 y se ganó un acercamiento al primer equipo, entrenando así con jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo, Paul Scholes, Ryan Giggs. Vivía un sueño.
Pasaron los meses y Ferguson jamás le dio una oportunidad. Optó por llegar a Liverpool la temporada siguiente pero se repitió la historia.
Tanta fue su desesperación que después terminó llegando al modesto Scunthorpe United Football Club, por recomendación del seleccionador sub-21 de Gales. Era menester conseguir ritmo de competencia. Pero la vida le traería otro dolor de cabeza.
Allí sufrió una lesión terrible: tobillo dislocado, hueso roto y lesión de ligamentos. “Si hubiera tenido la lesión en Man United y Liverpool, podría haber estado bien. Pero debido a que recibí el tratamiento en Scunthorpe, no creo que recibí la atención médica adecuada”, reveló en el diario ‘The Sun’.
Sin más, Calliste decidió poner fin a su carrera en 2006 con apenas 21 años.
Ahora viene lo curioso del caso. Lejos de quedarse metido en el mundo futbolístico o incluso del deporte, el ahora ex-futbolista montó su propio negocio de relojes. Fundó la empresa ‘Global Watches’ y empezó a crecer gracias a sus contactos.
“Trataba con futbolistas al principio, vendiéndoles relojes y ya tenía esa confianza allí. Incluso hoy, los clientes se conectan y ven que soy yo y se sienten cómodos comprándome. Puede que haya otras empresas que sean más fuertes que la mía, pero como jugué el juego, eso ayuda al negocio”, mencionó.
Hoy en día trasladó su empresa al norte de Londres para tener más posibilidades de ventas millonarias. Su ganancia en promedio es de cinco millones de euros al año. Mucho más que la media de varios futbolistas.
“Al final, el fútbol simplemente no era para mí. Con toda la habilidad que tenía, simplemente no era mi destino. No habría conocido a mi esposa, no habría conocido a mis hijos porque no habría venido a Londres en el momento en que lo hice”, cerró.