miércoles 27 noviembre, 2024
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Kathleen Kruger, jefa del Bayern Munich: la “mujer fuerte” detrás del éxito

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Tiene 35 años y está disponible todo el tiempo para su trabajo. Además de su tarea en la organización, es confidente de muchos jugadores, que valoran su pasado como futbolista.

Robert Lewandowski es el goleador de la Champions League y con 14 tantos y una final por delante nadie podrá sacarle ese trofeo. Hans-Dieter Flick es el artífice del juego que llevó al equipo alemán a ganar la Bundesliga y a estar a 90 minutos de un título internacional. Y Kathleen Kruger es la que maneja los hilos detrás del escenario. Y aunque pocos la ven, dentro del Bayern Munich reconocen a la jefa de equipo como “la mujer fuerte detrás del equipo fuerte”.

Desde hace ocho años, Kruger -de 35- tiene un trabajo 24/7: está disponible las 24 horas del día todos los días, con unas pocas excepciones como Navidad o algunos días de vacaciones en el verano. Para ella no existen los feriados. Mucho menos los fines de semana, que es cuando más trabajo tiene con el equipo. “Ese es el trato que hice. Yo nunca me quejaría. Simplemente disfruto demasiado haciendo mi trabajo para eso”, remarcó en su carta de presentación en el club.

Es la responsable de planificar los viajes, los lugares de entrenamiento en cada lugar al que van, organizar los departamentos de prensa y marketing y, durante la cuarentena por el nuevo coronavirus, sumó dos funciones más: supervisar que los futbolistas cumplieran los entrenamientos solitarios online y monitorear sus dietas. Su trabajo se notó en la forma física impecable que mostró el equipo al volver a la actividad, cuando se alzó sin fisuras con los títulos de la Bundesliga y la Copa de Alemania.

Por eso, quizás, cuando Bayern Munich ganó el torneo doméstico, al entrenador Flick le consultaron cómo iban a festejar. Y él no dudó en tirarle la pelota a Kruger: “No lo sé, vamos a ver qué nos deja hacer Kathleen y qué no”.

Un inicio en el fútbol

El deporte siempre estuvo en la vida de Kathleen Kruger, aunque lo vivía del lado de adentro. Durante su niñez practicó simultáneamente fútbol y karate, donde incluso de adolescente fue convocada a las selecciones juveniles. Pero en un momento debió optar por uno y se quedó con el fútbol. ¿Por qué? “El espíritu de equipo marcó la diferencia. Siempre me he sentido como en casa en un equipo”, contó.

Aunque no fue lo único que inclinó la balanza. Fanática del Bayern Munich y asidua concurrente al Estadio Olímpico de Munich -donde el equipo hacía de local en los 90-, era acompañada en ese ritual por su hermano mayor y a su papá, que fueron clave también para tomar la decisión de ser futbolista. “Ambos son grandes fans del Bayern. Eso ciertamente reforzó mi decisión de seguir con el fútbol, ​​fortaleció mi pasión”, remarcó.

Así, después de jugar en el FC Phönix Schleissheim y en el FFC Wacker, Kruger se presentó en el Bayern Munich y entró al equipo femenino cuando tenía 18 años. Después de un año con la Reserva, debutó en la Bundesliga en octubre de 2004 con una victoria 4-0 como visitante del Wolfsburgo.

Luego, la mediocampista disputó otros 32 partidos en la liga top de Alemania. Pero sus prioridades cambiaron con el paso del tiempo. El hobby que solo le daba unos viáticos no era suficiente para su futuro. Y su máximo anhelo pasó a ser desarrollar una carrera. “Colgué mis botines a los 24 años porque solo recibía dinero de bolsillo por todo el esfuerzo. Todos trabajamos o estudiamos además del deporte”, recordó en una entrevista publicada en la web del Bayern Munich el año pasado.

En 2009, entonces, se anotó para estudiar Administración Internacional y trabajó paralelamente en la logística del equipo femenino del Bayern Munich. Sin embargo, duró como estudiante apenas un semestre porque el poderoso equipo masculino fue a buscarla.

Christian Nerlinger asumió como director deportivo y necesitaba una asistente. Entonces, el presidente Uli Hoeness se le acercó y le preguntó si le interesaba el puesto. “Completé el procedimiento de solicitud de tres meses y obtuve el trabajo. Siempre quise trabajar en el deporte, pero fui muy realista desde el principio. Sabía que la rama es muy atractiva y que hay pocos trabajos para muchos postulantes”, recordó que pensó. Pero lo consiguió y no se conformó con esa pequeña posición.

Cuando Nerlinger dejó el club en 2012, ella no se fue; al contrario, recibió un ascenso. Matthias Sammer asumió y Kruger se transformó en jefa de equipo. “Poder trabajar en mi deporte en mi club es como ganar el premio gordo”, comparó.

La puerta de su oficina en Säbener Strasse, la ciudad deportiva de Bayern Munich, está siempre abierta. Ella, además de organizar y solucionar problemas, es confidente de muchos jugadores, que pasan varias veces por día y sienten mayor confianza porque ella también fue futbolista.

“Solo hablamos cuando estamos sentados en el banco de suplentes y murmurando”, aclaró, para que nadie infiera que se mete en el trabajo del entrenador. Aunque de eso pueden dar fe Jupp Heynckes, Pep Guardiola, Carlo Ancelotti y Nico Kovac, los entrenadores que precedieron a Hans-Dieter Flick.

Incluso, fue clave en los inicios del catalán, del italiano y del croata en el club alemán. Cuando firmó Guardiola, por ejemplo, fue ella la encargada de comunicárselo a los jugadores: les envió un SMS.

Si bien fueron muchas las veces que debió responder qué siente al trabajar en un ambiente rodeado de hombres y ser la “excepción a la regla”, Kruger remarcó que no debe verse como algo excepcional, al contrario. “Todos tenemos el mismo objetivo acá: ser profesionales y exitosos”, puntualizó.

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