Aunque parezca guión de película, esta historia sobrepasa la imaginación. Un portero de fútbol mexicano secuestró al marido de una cantante. Además se hizo adicto en el consumo de drogas prohibidas para la práctica deportiva, y ahora purga una condena casi perpetua.
Omar Ortíz, alias el Gato, jugó durante 13 años en el fútbol mexicano. Casi 300 partidos en 5 equipos, entre los cuales destaca Monterrey, en múltiples ocasiones, Jaguares de Chiapas e incluso formo parte del Tri (Selección mexicana) en la Copa Oro de Usa 2002.
Sin embargo, en el 2010 era suplente en el Monterrey cuando se le detectó positivo en sustancias prohibidas, por lo cual fue sancionado por dos años.
”Me metí en un gimnasio y después iba a entrenar. Uno de mis instructores me sugirió tomar un suplemento, que estaba prohibido. Me hicieron cuatro pruebas antidopings en México y nunca salió nada. Me confié y seguí consumiéndolo. Cuando fui a Colombia a jugar la Libertadores me tocó ir al examen y salí positivo en oximetalona (un esteroide oral que aumenta la fuerza y la masa muscular)”, recuerda Ortiz en una entrevista en 2013.
Para el 2012, la justicia mexicana lo procesó por nexos con el narcotráfico, robo de vehículos y cómplice del secuestro.
Todo un escándalo en la Liga MX. Un jugador de fútbol profesional involucrado con una banda que había mantenido secuestrado durante un mes a Armando Gómez, esposo de la cantante Gloria Trevi.
Según se desprendió de las investigaciones judiciales, Ortíz se aprovechaba de su fama para ganarse la confianza de las víctimas y obtenía información privilegiada de patrimonios y hábitos de vida, que luego les confería a sus cómplices.
El jugador declaró que “A algunos les obligaron con torturas a firmar en contra mía. Las víctimas no me reconocen como el secuestrador sino como un conocido. En ningún momento han dicho que yo los secuestré”, argumentó desde su celda.
Al igual que otros casos de porteros con líos con la justicia como el de René Higuita, preso en 1993 por mediar en un secuestro de la hija de un amigo del capo Pablo Escobar, y del ex portero del Flamengo Bruno Fernandes, quien contrató a un asesino para descuartizar a su ex novia, el “Gato” Ortíz no pudo atajar el penal más importante de su vida: el de la ley.
Ya desde su celda reflexiona diciendo: “El día que Dios me dé la oportunidad de salir de aquí, me iré a otro lugar donde pueda hacer una vida tranquila con mi familia”.
Omar Ortíz tuvo un proceso judicial que se alargó por casi 7 años, pero el 8 de enero de 2019 el juez que llevaba su caso leyó el veredicto que lo sentencia a 75 años de prisión y una multa equivalente a 100 mil euros para resarcir a dos víctimas.
WC