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A PESAR DE los pesares Venezuela es y seguirá siendo un país privilegiado, donde quienes habitamos podemos disfrutar de la montaña, el sol, la lluvia y un par de horas más tarde del llano, ejemplo vivo de ello lo vivido en las cuatro primeras etapas de  la Vuelta al Táchira en Bicicleta, edición 52. UN PRIMER recorrido benévolo para la caravana, un buen tiempo, a una altura de 850 mts sobre el nivel del mar, la ciudad capital;  al día siguiente lluvia  y la aparición de la neblina en la meta en Borotá, final inédita en el historia del Giro Andino, algo así como si la carrera se hubiese trasladado a territorio europeo;  y el ingreso al llano venezolano en la cuarta etapa, un sol canicular para un calor abrazador, superior a los 35 grados. ESTE MARTES, un giro de 180 grados, la caravana parte de Socopó, población del estado Barinas que está a una altitud de 210 mts sobre el nivel del mar, separado a 40 de minutos en vehículo de la capital “Marquesa”, para subir a más de 2000 mts en la población de Santo Domingo, estado Mérida, la presencia otra vez de la neblina y un frío de páramo que penetra hasta los  huesos. YA VENDRAN más emociones, el  recorrido por  muchos parajes hermosos de la geografía merideña y tachirense, con la seguridad que al igual que en los años anteriores, otra vez la lucha por el título individual será entre corredores del patio, aunque  en el 2016 se coló un costarricense, en la etapa de cierre le arrebató el liderato y por ende le quitó el manjar de la boca a José Mendoza, un  jovencito nacido en las Mesas, municipio Antonio Rómulo Costa, quien corría por el equipo Flor de Patria de Trujillo, ahora lo hace por el JHS Aves.

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(Foto/Jorge Castellanos)

UNA Y MIL veces lo hemos dicho y escrito en relación a los ciclistas invitados al Giro Andino, volverlo hacer es como llover sobre mojado. Y ESTE año de nuevo se repite la historia, pues otra vez los corredores, la casi totalidad, llegan a  la carrera con  muy poca preparación, apenas empezando la pretemporada en sus respectivas naciones. NI SIQUIERA los vecinos colombianos que en el pasado, en los primeros años de vida de la justa tachirense arrasaban en todos los departamentos, hace tiempo que poco o nada  les interesa llegar en buena forma a la carrera. ESTE AÑO trajeron cuatro equipos y hasta el momento no han dado señales de vida, muy poco lo que  se han mostrado. FALTA MUCHO  camino por recorrer, las  etapas más exigentes, de la quinta a la novena, todas sobre terreno  de montaña, que en honor a la verdad y si no hay un cambio en las huestes de los equipos neogranadinos, la pelea por el trono que ahora sigue en poder de Joseph Chavarría será una lucha entre equipos del estado Táchira, con  “avícolas” y loteros como los favoritos para ir tras el apetecido galardón.  CUANDO ENTREVISTAMOS a buena parte de los corredores extranjeros,  dos días antes de la partida de la carrera, en algunos hubo honestidad al señalar que no estaban en plenitud de condiciones, apenas  comenzando su trabajo de  alistamiento; otros, por el contrario, dijeron sin desparpajo que venían a pelear los primeros lugares, que en los hechos no han cumplido, muy poco lo que han mostrado. TAL VEZ el  día que se comercialice la Vuelta al Táchira, como ocurre con las grandes carreras del mundo, sobresaliendo el Tour de Francia, el Giro de Italia y la  Vuelta a España, la situación sería otra, el incentivo por venir subiría  una enormidad en los corredores. ES VERDAD que el gobierno nacional  le ha  prestado todo el apoyo económico al giro ciclístico, pero independientemente la buena intención, en los hechos la situación es otra, pues los corredores de cartel y por consiguiente sus patrocinantes no van a venir desde Europa u otras países para competir en una justa donde los premios, aparte de baja monta, son en bolívares, que así duela decirle como venezolano, es la triste realidad. VAYA UNO  a saber cuánto tiempo pasará para que esto ocurra, pues mientras no hayan mentes pensantes, tanto del  ente privado como del gubernamental, que sepan el verdadero  valor que tiene la Vuelta al Táchira en el contexto internacional, no dejará de ser una competencia más, pese a todo lo que significa en los hechos, con un nombre bien ganado en el contexto internacional.
(Foto/Jorge Castellanos)

POR PRIMERA VEZ  en mucho tiempo, producto de la crisis que vive el país, hemos observado una cantidad de perros callejeros, abandonados a su suerte, todos famélicos, sin que nadie se apiade de ellos, convirtiéndose en un peligro latente para la caravana de la Vuelta, especialmente para los actores, en este caso los pedalistas. OCURRIO EN Rubio, en la Vuelta a Bramón, la caída espectacular de un corredor, que pudo haberse malogrado no sabemos de qué forma, pero gracias a Dios no paso a mayores, todo precisamente por la presencia de un can. A LA situación de los perros, se suma la  imprudencia de algunas personas,  que si bien es  cierto no les interesa la carrera, debieran ser más prudentes a la hora de lanzarse a la calle, pues algunos atraviesan la vía sin percatarse de la presencia de los ciclistas y es allí donde de inmediato se presenta el gran peligro para la integridad física de la caravana ciclística.
(Homero Duarte Corona)

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