Un error garrafal del portero Wilfredo Caballero que inició la goleada 3-0 de Croacia dejó a Argentina de Lionel Messi al borde del abismo en el Mundial de Rusia-2018 y casi sin posiblidades de tomar revancha de las tres finales consecutivas perdidas que arrastra el astro albiceleste.
Caballero, resistido por la prensa y el publico argentinos, quiso devolver con el pie un balón retrasado a su compañero Gabriel Mercado, que Ante Rebic enganchó de espectacular volea a la red a los 53 minutos, el primero de los tres de Croacia, que logró su clasificación a octavos.
Messi, que falló un penal en el debut 1-1 ante Islandia, también tuvo una noche para el olvido en Nizhni Novgorod. Estaba perdido en el terreno, mostrando su habitual gesto de fastidio, como resignado.
Para colmo su gran competidor de la época, el portugués Cristiano Ronaldo, está atravesando un Mundial soñado con cuatro goles en dos partidos y el seleccionado luso al borde de los octavos.
La gran incógnita es que hará Messi si Argentina finalmente es eliminada como todo indica que ocurrirá en última fecha, salvo un milagro.
El equipo de Jorge Sampaoli había mejorado en la primera parte respecto al pálido debut ante Islandia 1-1, parecía más confiado, pero la pifia del portero del Chelsea tiró todo por la borda.
Con una Argentina herida, Luka Modric, el rival de Messi del Real Madrid, al minuto 80 aumentó la cuenta y fue el propio compañero del sudamericano en el Barcelona, Ivan Rakitic, el que sentenció la hecatombe albiceleste a los 90+1.
A la generación de Messi con sus escuderos Javier Mascherano, Sergio Agüero, Gonzalo Higuain y Angel Di María, se le esfuman las posibilidades de revindicarse de las finales perdidas en el Mundial de Brasil-2014 y en las ediciones 2015 y 2016 de la Copa América.
Pero casi todas las presiones las cargó Messi llevando una pesada mochila que dificilmente ahora se alivie.
La última de ellas fue del propio orientador, Jorge Sampaoli, que en la vispera de la debacle ante Croacia definió al crack argentino como “un prócer”.
La racha negativa de Argentina no es solo de la ‘era Messi’, abarca un cuarto de siglo, con otras dos finales desperdiciadas, en las Copas América de 2004 y 2007.
Argentina, con el agua al cuello, ahora depende de un milagro y el fútbol se dan de vez en cuando.